Sin embargo creo que el problema se está viendo y atacando desde una perspectiva bidimensional, olvidándonos de las aristas que el problema representa. Y en algunas de ellas, nosotros como sociedad civil, podemos y debemos tener un rol más activo y protagónico.
En particular me refiero a la dimensión social de este problema, al trabajar en el fortalecimiento de ese tejido que arma el entramado de lo que calle a calle, casa a casa, da forma a esa masa, a ese lugar, a ese espacio que hoy habitamos.
La visión utópica, que en este caso obliga, sería que la calle volviera a ser nuestra: novios paseando, niños corriendo tras una pelota, parques llenos de colores y de aromas, rincones llenos de encanto y luces.
Necesitamos tomar ese destino en nuestra manos y hacer que nuestros niños y nuestros jóvenes tengan espacios en los cuales puedan expresar y desarrollar sus sueños, sus dones, sus virtudes.
Necesitamos recuperar el sentido de comunidad, ir al parque de la colonia y hacerlo nuestro, presentar obras, títeres, cuentacuentos, bailes, exposiciones, talleres, donde las familias, los amigos, las personas, podamos tener momentos de divertimento, de esparcimiento, de creación, de expresión y de vida.
Los medios para lograrlo parten (emanan) de la vinculación. De vincular a asociaciones, universidades, grupos de teatro, casas de cultura, con programas casi espontáneos de representaciones públicas, al aire libre, gratuitas. Siguen con la multiplicación, vincular conlleva el sembrar y motivar la generación de nuevos grupos, de nuevas asociaciones, de nuevas complicidades. Continúan con la expansión, también de pan vive el hombre: talleres para creación de empresas que presten servicios locales, a su comunidad, aprovechando los recursos que la misma comunidad genere, de manera cooperativa, y orientada por el consejo y guía de quienes sabiendo por dónde, quieran compartirlo.
Y así podemos extenderlo a cuanto campo se quiera aplicar. Me imagino esto como un proceso de reproducción celular, donde una célula se particiona en dos, crece, y esas dos se particionan y crecen y así van generando una onda expansiva que sana el tejido, lo reconstruye, lo fortalece y aísla, paso a paso, el virus y las secuelas que todo esto que nos rodea está representando.
Tenemos que defender nuestro HABITAT, desde nuestra casa, calle, cuadra, colonia, pueblo, ciudad, municipio, región, país, ¿quién se apunta?
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